Por: Gustavo Campos
Foto: Tauro Nota
En la soledad del traje de luces, te vi…
Tan hermosa, tan llena de arte y llena de gloria… Llegamos a tu patio, y al bajar del coche de cuadrilla pisamos el concreto frío, tu gente lo ve como un príncipe y tu puerta nos muestra a lo lejos la dorada arena; la que con un grito callado, le exige dar todo lo que corre por sus venas (que por cierto comienza a hervir) , para rendir tributo a la gloria del toreo…
Seguimos caminando y nos cruzamos con los otros alternantes, que como si fueran gladiadores se ven a los ojos y rompen a decir «suerte» y seguimios el camino hacia la capilla.
Ahí dentro, recuerdo parte de mi vida, pido por mis seres queridos, por mi jefe de filas, por los alternantes y por mi. En el silencio de la capilla a lo lejos se escucha el murmullo de la gente que hace juego con el hervir de la sangre…
Al salir, aturdido, el posa para las fotos con la mirada perdida, estando sin estar, sintiendo sin sentir…
Por fin llegamos a donde te sientes más torero, me asomo por la puerta al tendido, y veo el júbilo de la gente vuelvo y me pongo en mi sitio para adentrarme en mis miedos, en la incertidumbre envuelta en el ajetreo de cámaras y mozos de espadas pasando enfrente a el, en el patio de cuadrillas. Todos desean suerte, todos le dan la mano y el en su sitio, y en su miedo solo contesta con un ademán…
Voy a ver el reloj y el voltea y con la mirada yo se lo que pregunta…
«faltan 5» le dije…
«Pues a darle» contestó el…
Nos calamos la montera y el me da el de paseo, grana y oro, con el del gran poder bordado al centro del telón de terciopelo…
Al terminar de liarse y afinar detalles, sellamos el último diálogo con un «suerte» y ahora si… Ahora me toca liarme, sentirme, percibir poco a poco el olor a puro y cigarrillo, escuchar aturdido el silencio de las miradas…
Ahora me toca adentrarme en mis miedos, ahora me toca que mi corazón se acelere, que la boca se seque al escuchar los clarines…
Ahora si me toca a mi vestirme de soledad y azabache…
Deja una respuesta